Eduardo Chillida Juantegui nace el diez de enero de 1924 en San Sebastián. Tercer hijo de Pedro Chillida y su mujer, la soprano Carmen Juantegui, a los 19 años comienza la carrera de Arquitectura en la Universidad de Madrid; antes, en su ciudad natal fue portero titular de fútbol de la Real Sociedad. En pocos años decide abandonar los estudios de Arquitectura para dibujar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Realiza sus primeras piezas en escultura. Su obra empieza a tomar cuerpo cuando se traslada a París y realiza sus primeras esculturas en yeso, impresionado por la escultura griega arcaica del Museo del Louvre. Comienza su amistad con el pintor Pablo Palazuelo. En 1950 se casa con Pilar Belzunce en San Sebastián. Juntos se trasladan a Vellennes-sous-Bois, en la región de Seine-et-Oise (Francia). Un año después nace el primero de sus ocho hijos y pronto la familia regresa definitivamente a San Sebastián. Chillida comienza a trabajar en la fragua de Manuel Illarramendi, en Hernani. Realiza la primera pieza en hierro, Ilarik. La obra del escultor Eduardo Chillida se caracteriza por su introducción en los espacios abiertos, integrándose para formar parte de ellos. Así, sus esculturas salen de su encierro en los museos, «toman la calle» y se acercan a cualquier persona que lo desee. A lo largo de su vida, Chillida recogió infinidad de condecoraciones y de premios, además de participar en centenares de exposiciones alrededor del mundo entero. Por ejemplo, la Bienal de Venecia (1958), el premio Carnegie (1965) o el Rembrandt (1975). También le fueron otorgados el Príncipe de Asturias en 1987 y la Orden Imperial de Japón en 1991. Asimismo, recibió la distinción como académico de Bellas Artes en Madrid, Boston y Nueva York, y la de convertirse en Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alicante (1996). Ahora, gran parte de su obra, quizá las piezas más queridas por el autor, pueden disfrutarse en el Chillida Leku, un museo a la medida de sus obras: al aire libre, en un paisaje privilegiado donde obra y medio se integran a la perfección, o dentro del recinto, donde las manos quieren tocar esas obras llenas de secretos y sorpresas, a través de las cuales se puede observar la realidad desde una nueva perspectiva. Su familia siempre estuvo de su lado no sólo en lo personal, sino también en lo profesional. Además de heredar el gusto por el arte, su mujer e hijos lo impulsaron para sacar adelante proyectos tan ambiciosos como el Chillida Leku y la montaña mágica de Tindaya. El día 19 de agosto de 2002 falleció en su ciudad de San Sebastián, en su casa del Monte Igueldo. |
egy ember, bármelyik ember, többet ér egy zászlónál, bármelyik zászlónál |
én nem azt akarom tudni, hogy nagy vagy kicsi vagyok-e, hanem inkább azt, hogy minden egyes nappal több leszek-e |